Cuando te golpea ese primer ataque de pánico, sientes que la vida no volverá a ser la misma.
Es un enemigo invisible que no sabes por qué te ataca y de donde.
Solo sientes que vas a morir o perder la razón.
Y lo peor, te agarra fuera de casa.
En el trabajo, en tus estudios, de compras.
Lo que viene a continuación, es temor.
A que pueda sorprenderte otra vez fuera de tu hogar.